Detecta el antígeno de superficie del virus de hepatitis B para diagnóstico de infección.
El examen de antígeno de hepatitis B busca en la sangre una proteína que indica si tienes la infección activa por el virus de la hepatitis B. Sirve para detectar si estás contagiado, incluso si no tienes síntomas, y para controlar el tratamiento si ya estás enfermo. Es importante para prevenir daño al hígado y evitar contagiar a otras personas.
Ayuno de 8 a 12 horas.
El HBsAg es una proteína en la superficie del virus de la hepatitis B. Su presencia en la sangre indica una infección activa por este virus. La prueba se realiza para detectar infecciones agudas o crónicas por hepatitis B y para identificar a personas que pueden transmitir el virus a otros.
Se recomienda la prueba si presentas síntomas como cansancio extremo, náuseas, pérdida de apetito, ictericia (color amarillo en piel y ojos), orina oscura o dolor abdominal. También es aconsejable si tienes factores de riesgo como haber tenido relaciones sexuales sin protección, compartir agujas o haber nacido de una madre infectada.
Sí, los resultados falsos negativos pueden ocurrir, especialmente en las primeras semanas después de la exposición al virus, durante el «periodo de ventana», cuando el cuerpo aún no ha producido suficientes anticuerpos para ser detectados. Por lo tanto, si tienes síntomas o has estado expuesto al virus, es posible que se necesiten pruebas adicionales.
La prueba consiste en una extracción de sangre, generalmente de una vena del brazo. Es un procedimiento rápido y sencillo que no requiere preparación especial. Puedes comer y beber normalmente antes de la prueba.
Positivo: Indica una infección activa por hepatitis B. Es importante realizar pruebas adicionales para determinar si la infección es aguda o crónica y para evaluar la carga viral.
Negativo: No se detecta el antígeno en la sangre. Esto puede significar que no estás infectado o que te has recuperado de una infección pasada. Sin embargo, en las primeras semanas de infección, el antígeno puede no ser detectable, por lo que es posible que se necesiten pruebas adicionales.
La forma más efectiva de prevenir la hepatitis B es mediante la vacunación, que es segura y eficaz. Además, es importante practicar sexo seguro, evitar compartir agujas y asegurarse de que las transfusiones de sangre sean seguras. La vacuna también protege contra la hepatitis D, ya que ambas comparten el mismo antígeno de superficie.
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